El héroe incompleto
El héroe no puede ser alguien intacto, sino una persona rota que, a pesar de su falta o "discapacidad", nos salva.
No debemos permitir que el engaño continúe: El humano no está hecho de partículas, células o carne. “La” ciencia suficiente tiempo nos ha engañado, ha puesto en los altares ocupados antes por lo divino, su método, su “saber“. “La” ciencia conoce poco, e ignora mucho. El humano está hecho de algo tan frágil como resistente, tan antiguo como nuevo, continuamente antiguo y nuevo. Estamos hechos de historias, de ideas y de versos.
Constantemente hemos diferenciado estas tres ideas, las apartamos de lo real o verídico, lo “empírico” como lo llaman algunos acólitos. Así como el humor, la filosofía y la poesía son los tres estados de la obra, el habla o el pensamiento, la tríada que compone al ser humano es una misma. Esto no es casualidad. Prestémosles atención ahora a las historias y lo que nos susurran.
Tomaré como ejemplo tres héroes, incompletos o dañados a su manera. Sus nombres son Guts, Shinji Ikari y Bojji. A los tres les pertenece una falta: La falta de extremidades, o de paz; la falta del otro, o de amor; y la falta de sentidos, o de odio.
Guts: Vísceras, Entrañas, o El Caballero Demonio.
No será necesario conocer obra alguna para entender, estas historias las llevamos dentro de nuestros cuerpos y en cada acción y pensamiento se manifiestan.
“¡Canta, oh Musa, la cólera del Espadachín Negro!” podría ser una introducción perfecta para Berserk; nosotros no nos detendremos en su forma de fascinar, por más difícil que sea. Berserk es la historia del Tōsō-sha1 que ha sido despojado del amor. Sus amigos han sido sacrificados por su primer amigo, su más grande amigo; su amor ha sido violada y psicológicamente destruída por su primer amigo, quizás el único que tuvo alguna vez; y el héroe, envuelto en ira, ha decidido romper su propio cuerpo para cumplir su venganza.
Guts es un hombre manco que blande la matadragones, una espada más de la familia de los grandes bloques metálicos que de las grandes espadas.

Siendo un héroe sin consideración por la vida del enemigo (alejado por suerte del honor provenzal y caballeresco) la cólera lo guía y su fuerza sobrenatural lo acompaña. Guts no conoce el deseo de morir aún deseando la muerte, porque él seguirá esgrimiendo por más roto y lisiado que su cuerpo esté.
El berserker en la tradición nórdica (concepto vago, pero todos entendemos de qué se habla cuando se habla del nórdico) era aquél guerrero que bajo el efecto de hongos o mezclas psicotrópicas luchaba sin parar, en su frenesí parecía imparable y su deseo de combate no descansaba ante nadie, ni siquiera ante sus aliados. No es casualidad que Kentaro Miura eligiese aquél título para su historia.
“Los ángeles pueden agradecer la dicha y la santidad, pero solo un demonio añora el cielo con fuerza y esperanza incognoscible.” En aquellas palabras de Jemis Selv pienso cada vez que reconozco la ira del autor reflejada en la ira de Guts, porque ¿Cuán dañino es el odio y las acciones que él mueve? Destruir parecee sencillo, pero destruir el mal es tarea de héroes.
Guts lleva su cuerpo roto. La falta de su brazo, las cicatrices en su cuerpo, los huesos rotos y sanados una y otra vez están presentes en cada panel. Encuentra amistades, se las arrebatan, y en un camino de ira y venganza, casi de repente, encuentra ya no amigos, sino quizás una familia. Guts no era más que un antihéroe transitando un sendero sangriento y rabioso, pero al encontrar y reencontrar personas que le demuestran la infinita e inagotable bondad de la que es capaz corazón humano, sus pasos se convierten en los de un héroe.
Manco y lacerado Guts intenta controlar su impulso asesino, ajustar las cadenas de la bestia que gruñe en su pecho, que es su odio. Trágicamente el fin que tanto busca nace en el odio. Matar a Griffith es el fin último, pero parece un susurro tras la mente cuando se permite estar con otras personas por amor. Guts entiende que el libertador de la humanidad no puede solo: necesita de otros que le ayuden a cargar el peso del mundo.
El susurro persiste.
Si su odio es ahora espada y armadura para proteger a quienes ama no puedo decirlo, pero está claro que lo intenta. Es un héroe incompleto, hueco de partes, inválido no por falta de ojo y brazo, sino al no poder levantar su matadragones. El héroe incompleto entonces desciende a los infiernos. Al no poder actuar como por tanto tiempo lo han hecho los héroes él se adentra en las tinieblas. Ha llegado a la catábasis.2
El héroe que asesinó al mundo
Shinji Ikari, nombre derivado de las palabras Shinjin (hombre y Dios) e Ikari (ancla). Un niño huérfano de madre, de padre desinteresado y que parece aborrecerlo, debe convertirse en la salvación de la humanidad. Muchos dicen con una certeza que no les corresponde “A la vida le hacés frente y listo, quedarse llorando no es una opción“ y le exigen, como los personajes que lo rodean en la historia, que con sus catorce años y autodesprecio salve a la humanidad de los ángeles que quieren destruirla.
Entrando y saliendo de la adolescencia uno cambia, a veces, en formas notables. Abandonando, arrancando o modificando partes de uno mismo el niño que antes era es el adulto que hoy es3. Así Shinji en el transcurso de Evangelion no se permite abandonar la herida sentimental que porta, no por decisión, sino porque ello es una misión tan difícil como salvar a la humanidad.
Terminando la serie se permite completarse, se encuentra en los otros. O en palabras del evangelio apócrifo de Eva
Yo soy tú y tú eres yo; y dondequiera que puedas estar yo estoy ahí.
En todo Yo estoy esparcido y cuando tú quieres, me siembras;
y sembrándome te siembras.
Y cosechándome te cosechas.
Aquella idea no sobrevivió al estado nihilista de la sociedad que le reclamaba a su autor, Hideaki Anno, un verdadero final. No bastó el amor, así que Hideaki decidió darles el odio.
The End of Evangelion es el final donde Shinji, al verse impotente ante su deber de ser el héroe de la humanidad, rechaza el último llamado y junto a él, rechaza a la humanidad. Shinji no mata al mundo cuando decide que la esencia individual de todos sea borrada, sino cuando elige no ayudar a Asuka. El héroe rechaza no el llamado de la aventura, sino la súplica de salvación, porque está incompleto de sí mismo. Existe no existiendo, se rehúsa a relacionarse con otros porque ello implica poder ser lastimado, entonces
“ […] La divinidad misma se convirtió en objeto de su terror, porque obviamente, si uno es el dios de sí mismo, entonces Dios mismo, la voluntad de Dios, la fuerza que ha de destruir nuestro sistema egocéntrico, se convierte en un monstruo“
- Joseph Campbell, El héroe de las mil caras
Shinji, el hombre y Dios, ahora es el niño y demonio de la humanidad.
Pasa el tiempo, no sabemos cuánto, desde que se completó la instrumentalización humana. Las personas ahora son un océano de LCL, el caldo primigenio de la vida, con su individualidad difusa y atada a la de los demás. Inerte, sin decisiones, sin deseos.
La vida entonces abandona el mar ensangrentado y comienza otra vez en la tierra. La vida ha acabado y ha vuelto a resurgir en muchas ocasiones, abandonando, arrancando o modificando sus partes. Shinji puede volver a elegir, porque ciertamente él volverá a existir. Es su decisión si será para alejarse en su vacío o completándose con el amor a los demás, por más de que aquello signifique ser herido. Solo él sabrá salir de los infiernos y encontrarse con la divinidad que habita en nosotros.
El príncipe sordomudo
Ser el hijo del mejor rey, un gigante que empuña un garrote del tamaño de un árbol, no parece significar mucho para Bojji. Aunque herido, no pierde la ocasión de amar y preocuparse por su familia y sus amigos. Así como solo un demonio sabe más de bondad que un santo, Bojji sabe más de amor que un mártir.
Es de porte pequeño, de brazos débiles, de escucha y habla nula. A simple vista no parece ser capaz de defender a los demás porque no podría defenderse a sí mismo. Pero aún así es un príncipe y el heredero del trono. Estos títulos monárquicos son símbolos que debemos desdoblar, pues más que preocuparse por “un reino“ él príncipe se preocupa por las personas.
Un reino así como una sociedad son palabras vagas que encierran mares de complejidad. Uno no puede proteger lo que no conoce, pero Bojji conoce de compasión y amor, y por eso pertenece al panteón de los héroes. Aquellos quienes no luchaban ni protegían abstracciones, sino que defendían a cada persona que no podía defenderse; a quienes, sin importar su maldad o benevolencia, debían ser ayudados.
“¡Hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!“
- El buen Libro
Bojji, al no poder escuchar ni hablar ha dedicado su vida a observar. Ha visto a las personas, al viento mover los árboles, el vuelo de la mariposa y el sufrimiento de la serpiente. Ha podido escuchar dentro de sí mismo porque ha escuchado el silencio. Su debilidad y la falta de sentidos le han dado nuevos músculos y nuevos oídos. Ahora puede derribar gigantes de una estocada porque conoce las debilidades en el cuerpo de los demás. Puede matarlos, pero elige dejarlos inconscientes para darles una nueva oportunidad. El príncipe desprestigiado por su familia, objeto de burla de las personas, amigo de una sombra descendiente de un clan de asesinos que ha sido diezmado sin piedad, es ahora la esperanza que arde en los ojos de quienes lo conocen.
En sus “discapacidades“ encuentra la forma de luchar, no porque haya sucumbido ante ellas, sino porque aceptándolas con dolor y gracia, las convierte en piedras que pavimentan el camino del héroe. Ha completado sus vacíos con sus vacíos, ellos se han llenado de silencio y observación. Ahora puede gritar el himno de la salvación con su amor a la vida. Como en las historias que nos contamos desde que contamos historias, el héroe que estaba tendido en el suelo se levanta nuevamente: No por última vez.
Su traducción certera está dada en el inglés, la cual es Struggler; aquél que enfrenta o, con muchas complicaciones, sigue luchando.
La catábasis o katabasis (del griego κατὰ, 'abajo' βαίνω 'avance') es un descenso de algún tipo, como bajar una ladera, el sol al atardecer, una retirada en una campaña militar, una expedición a los infiernos o un viaje desde el interior hacia la costa. (según wikipedia)
Por más confusas y vagas que sean las palabras niñez-adolescencia-adultez las empleo. A qué edad uno deja de ser uno para ser otro es algo difuso por la especial particularidad de que, al menos yo, no sé qué es la adultez.